Fuera las pretensiones. Cuando volvemos a recordar que uno de los objetivos de la música puede ser perfectamente la diversión en el sentido más guatequil es cuando aparecen temas como éste. Idónea para ambientar una barbacoa o una verbena, incluso para una fiesta sixties y una ochentera. “Let Her Dance” combina con casi todo. Y eso que su contexto no acompaña, Phil Seymour era el líder de Dwight Twilley Band, grupo que me arranca un bostezo, y su carrera en solitario a mí personalmente no me mata. Por si fuera poco, se trataba de una versión de The Bobby Fuller Four que a su vez era una adaptación de “Keep On Dancing”, uno de los primeros temas de su líder que odiaba en lo que se había convertido su idea original. Por lo tanto, tenemos hoy a un hombre que no me gusta versionando una adaptación que ni siquiera gustó a su autor.

El caso es que, ni que sea por tocar los huevos, disfruto como un niño bailando su despreocupada propuesta, tan inocente pero a la vez tan certera. Su pasión por el pop fue loable y su sonido optimista fue excesivamente autoimpuesto. Y es que Phil Seymour fue otro caso más de hundimiento en las drogas y refugio en el alcohol. Puedo entender que tuviera su éxito, pero para mí siempre quedará su visión de “Let Her Dance” como su gran aportación a un mundo más divertido y entrañable. O sin abogados, como ustedes quieran.