¿Todo está permitido en la música? ¿Dónde está el límite? ¿Hasta qué punto el arte entra en conflicto con la responsabilidad? ¿Qué hay de la ironía, es un recurso que da carta blanca? Es más, ¿una ironía sin un objetivo claro deja de ser una ironía? Se me ocurren infinidad de preguntas al escuchar algunas canciones que van mucho más allá de lo que en otros ámbitos se entiende como “políticamente incorrecto”. Por supuesto -hablo en términos éticos, no legales- cada caso requiere un enfoque distinto para hacer las correspondientes valoraciones pero eso no quita que no todo se pueda observar desde el relativismo cultural más absoluto. Ahí estaban por ejemplo Siouxsie y sus Banshees cantando ese desafortunadísimo “hay demasiados judíos para mi gusto” en “Love In A Void”, que después explicaron, matizaron y finalmente corrigieron. Intolerable. Throbbing Gristle y su asquerosa “Hamburguer Lady”, a propósito de una historia real en la que una mujer quedó con el rostro totalmente quemado tras un incendio. Mal gusto. Jimi Hendrix y su (vale, no está claro que sea suya) “Hey Joe”, en la que un hombre dispara y entierra a su mujer por acostarse con otro. Probablemente este punto, el machismo y la violencia de género, sea una de las temáticas que más ampollas ha levantado, conjuntamente con las apologías encubiertas (y no tan encubiertas) al nazismo y los asesinatos o la muerte expuestos desde perspectivas algo macabras. La lista de autores por los que siento predilección y que han cruzado líneas de gusto dudoso no se acabaría, por ejemplo Nacho Vegas, que las ha bordeado varias veces, pero que se sobrepasa en “Mi Marilyn Particular”, una canción preciosa si no entendiera la letra. Pero lo cierto es que algunas de estas canciones resultan ser formidables, ¿qué hacer? En mi opinión, con disfrutarlas con la lectura adecuada es suficiente en casi todos los casos expuestos en esta lista, veréis que no es tan terrible a excepción del Ten Commandaments de Prince Buster, a la que no soy capaz de ver la ironía por ninguna parte. En cuanto al resto, me atrevería a afirmar que en ningún caso los artistas tienen una personalidad perversa y la mayoría han dado explicaciones convincentes al respecto. Otro tema que se puede discutir es hasta qué punto es válido recrearse con ciertos aspectos para después decir que la letra pretende justo lo contrario o se inspira en algo totalmente distinto a lo que parece de entrada. ¿Cuántos han acusado a The Cure de racistas por su “Killing An Arab”? En ámbitos como el marketing o la comunicación se presupone que el usuario es tonto por naturaleza, en la música en cambio se presupone lo contrario, cualquier persona que escuche la canción debe haber leído las entrevistas al grupo o sus opiniones sobre la temática en cuestión para entender la canción. No tengo claro mi punto de vista, demasiados pros y contras, lo dejo en reflexión. Además, esto no es un reportaje, ni siquiera una recopilación que recoja los ejemplos más representativos, estas son, sencillamente, algunas de las canciones que más me han impactado por su dureza, tenebrosidad, crudeza o letras explícitas. Ahora te toca a ti decidir si se puede bromear con estas cosas:

PRINCE BUSTER “Ten Commandments” Empiezo por lo difícil porque no sé muy bien cómo defender esto. Probablemente también sea la que menos se aproxima el título, pues toda la letra es horrible, y no sé si bonita es la palabra para definirla. En cualquier caso, se trata de una de las canciones más icónicas de Prince Buster, que sobrepasa con mucho los umbrales admisibles de la broma. Una broma que en ningún momento parece existir, por cierto. Tal cual, aquí se relatan los diez mandamientos de un hombre a su mujer, cada mandamiento es peor que el anterior hasta el noveno, que ya no puede empeorar. A pesar de que nada en el mundo puede superar en machismo a esta canción, el valor de su carrera musical le otorga el rango de referente en la escena del ska y el rocksteady. Tengo la idea de publicar algún artículo dedicado íntegramente al machismo de algunas escenas jamaicanas, no necesariamente firmada por mí en este caso, pero es algo que me ronda la cabeza hace mucho.

THE CRYSTALS “He Hit Me” Envuelto en el angelical halo del sonido Spector se encuentra una historia cotidiana de la violencia de género. Las pobres Crystals solo interpretaban un tema escrito, cómo no, por Gerry Goffin y Carole King, que denunciaron el caso real de su niñera de esta peculiar forma. Por lo visto, la chica en cuestión aparecía a menudo con claras muestras de haber sido agredida por su pareja. Las explicaciones de la niñera fueron probablemente lo peor de todo, pues ésta afirmaba sin dudar que el hecho de que le pegara se debiera únicamente a su amor incondicional. Me pegó y lo sentí como un beso. Pone los pelos de punta.

D.A.F. “Der Räuber Und Der Prinz” Desde las letras a la puesta en escena, todo suena peligroso en “Der Räuber Und Der Prinz”, uno de mis temas preferidos de D.A.F., una banda que solía jugar al límite del buen gusto, con la provocación por bandera y que en su álbum “Alles Ist Gut” de 1981 fue acusado por partida doble de rozar la pederastia en sus temas. En primer lugar, con “Sato-Sato”, y después en el tema que nos ocupa. Lo cierto es que la banda no hace apología de nada y se limita a contar una historia algo macabra en un marco ciertamente tenebroso y con un vídeo que no lo arregla. Básicamente es la historia de un pequeño príncipe que sale a pasear por el bosque y se encuentra con un ladrón. El encuentro pasa a mayores y terminan haciendo el amor durante toda la noche.

SUICIDE “Frankie Teardrop” Ya lo sé, nunca falla en este tipo de listas. Pero es que Suicide hicieron todos los méritos para aparecer en todas las listas de canciones macabras, perturbadoras y horribles con “Frankie Teardrop”. Una de las joyas de esa corona que fue su álbum homónimo de 1977. Minimalismo facturado con cajas de ritmo, el rockabilly de las bajas frecuencias, radicalismo no wave, todo al servicio de canciones desgarradoras. 10 minutos de sollozos, gritos y disparos moviéndose a un ritmo trotón que emerge desde los subsuelos para narrar la desoladora historia de Frankie, de su pobreza, de cómo pierde su trabajo, de cómo mata a su hijo y a su esposa, de cómo se suicida.

GOLPES BAJOS “La reclusa” A “Santa Compaña” fue un álbum adelantado a su época sin lugar a dudas. Vinieron a ser algo así como los Talking Heads españoles, con infinidad de matices, eso sí. Y se engancharon al carro del tropicalismo y el amor por lo latino incluso antes que estos, mientras David Byrne estaba terminando de explorar todos los rincones y posibilidades de la música africana. Incluso en su favor podemos decir que ponían todavía más esmero en las letras. Sumergiéndose en el afterpunk de corte más tropical, “La Reclusa” refleja muy gráficamente el paso del amor al odio, los celos, la agresividad física y explícita. Canción desesperada entre tambores sugerentes y guitarras mordidas.

SUFJAN STEVENS “John Wayne Gacy Jr.” La inspiración de Sufjan Stevens alcanzó su cúspide con “Illinois”, no tengo ninguna duda de que fue su obra cumbre. De principio a fin y sin excepciones a lo largo del álbum, no sobra nada, pero destacaban “Chicago” y “John Wayne Gacy Jr.”, este último recuerdo que me causó un impacto emocional que muy pocas canciones han conseguido. La delicadeza de la canción contrasta en todo momento con el horror que en ella se narra. Es el horror de la vida de John Wayne Gacy, el “payaso asesino”, quien violó y mató a 33 hombres, la mayoría adolescentes entre los 14 y los 19 años.

Hasta aquí, una historia más de asesinatos, pero la forma en que Sufjan Stevens la cuenta la desmarca muy por encima del resto. En primer lugar, dibuja la historia de vida del personaje hasta el punto que parece una invitación a ponerse en la piel del asesino, a rebuscar en su interior para entender por qué lo hizo. Se pueden juzgar los hechos de forma objetiva, pero no a las personas, esa es la lectura. En segundo, encontramos momentos algo explícitos pero sin dejarse llevar por el mal gusto. Y por último, el momento cumbre, ese “en el fondo yo soy exactamente como él”, siniestro en primera instancia, es en realidad una invitación a la reflexión. Y es que ésta es la canción más constructiva de la lista, no dudéis que lo es.

TUNNG “Jenny Again” Es inquietante que el Ministerio de Educación y Ciencia seleccionase esta canción para su anuncio sobre las nuevas titulaciones de formación profesional. No habla de la formación y ni siquiera el asesino es un profesional, aunque también invita a la reflexión. ¿Matar a un hermano puede estar moralmente justificado si es por estar enamorado de su mujer? Hasta este punto llegan a relativizar el asesinato Tunng, con una capacidad increíble para dar la vuelta a la tortilla y hacerlo bonito. Folk electrónico muy emocional de la mano de ese hermano muerto, la voz en off que guía al asesino en su huida, animándole a quererla, a cuidarla, a comprar un perro y a formar una familia. Una historia brutal, sin rencores. Electrónica al servicio de la canción tradicional, solo que de tradicional no tiene nada.

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JOAN MIQUEL OLIVER “Sa Núvia Morta” Joan Miquel Oliver es uno de esos artistas con un aura especial. Tanto que es incluso difícil ver algo macabro en un tema como “Sa Núvia Morta”, que al fin y al cabo es 100 % violencia de género con tintes de tragedia griega. Su vocecita, el uso del nocturno de Chopin y sus cajas de ritmo infantiloides le dan un aire muy sarcástico a la canción. Al final, parece que todo fue una broma.

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LOS PLANETAS “Algunos amigos” El universo de Los Planetas ya lo conocemos y esta canción es solo un ejemplo. Lenguaje 100 % planetario: Sí, te puedo golpear hasta que te desmayes/ y luego un poco más/ Te puedo arrastrar del pelo hasta la calle/ y tú puedes gritar/ Y me puedes suplicar/ y rezar para que pare/ pero la verdad/ no creo que esta sea tu tarde. (…)/ Sí, cuchillas de afeitar clavadas en tu carne/ te puedo torturar/ Me sentaré a mirar hasta que te desangres/ y tú puedes gritar. ¿Recurso literario o falta de respeto? Para mí lo primero, pero es que a estas alturas todos conocemos a Los Planetas y por mucho que algunos se empeñen en el debate, el indie no es ni más ni menos machista que lo que pueda ser la sociedad en su conjunto.

LOS PUNSETES “Me gusta que me pegues” Ellos ya lo han aclarado, lo que no quita que la letra impacte. La aclaración parece tajante, “es una canción sobre la dignidad y mantener la cabeza alta aunque te estén dando de hostias (metafóricas)”, aunque es pecar de mucha inocencia pensar que esa va a ser la primera lectura que la gente le dé a la canción.

ALBERT PLA “Crim d’amor” “Ho sento molt” fue un álbum sorprendente. Corrompiendo brutalmente la canción catalana con un minimalismo hermoso y unas letras que se movían entre lo genial y lo infumable, mostrándose perverso e inocente a partes iguales. El disco contiene gemas como “Vida d’un gat”, preciosas historias de depravación como “Nana de l’Antonio”, juegos vocales satíricos de formato angelical como “La violació” o este “Crim d’amor” que hoy me sigue sorprendiendo que se publicase aunque se tratase de Albert Pla. “Ho sento molt” presentaba, de principio a fin, melodías que no se correspondían con las letras. Todas las canciones eran, al fin y al cabo, cosas horribles en canciones bonitas.

Esta es la lista, pero no están todas, falta el tema de Joan Miquel Oliver y la versión original de Tunng: